agradable

pubertad, desgracia, peligro, vergüenza

Posted in continencia, interferencia sexual, prohibiciones, pubertad by jgtejeda on julio 23, 2009

AS-BallivetInitiationAmoureuse-t471

Peter Sloterdijk en Crítica de la razón cínica (1983): Efectivamente, nuestra pubertad fue propiamente la época en que se comenzaba a tener conciencia de la desgracia de tener este impulso… Estar enterado suponía haber tomado noticia de lo esencial sobre un nuevo enemigo interior. Aprender a vivir con sus presiones era el mandamiento estratégico del momento. En esta perspectiva la sexualidad aparecía como una gigantesca zona de peligros; el nivel sexual es aquel en que te puedes encontrar con toda clase de desgracias: la catástrofe de embarazos involuntarios; la vergüenza de una seducción precoz; la miseria de infecciones perniciosas, que te consumen durante toda la vida; el humillamiento por el impulso precoz, sin perspectivas y solitario; el riesgo de descubrirse como monstruos que llevan consigo tendencias homosexuales o perversas en sus entrañas; y no hablemos del peligro de caer en la prostitución. Estos riesgos aparecieron amenazadores con el comienzo de la madurez sexual. Por eso, es comprensible que el pensamiento de la prevención en un principio no esté referido en absoluto a la concepción, sino al contacto sexual, a la experiencia erótica sobre todo; si exceptuamos algunos refinamientos liberales, es esta la postura católica hasta nuestros días: prevención a través de la abstinencia. ____________________ Sloterdijk es un filósofo con algo de periodista u opinólogo… Con todo, acierta en esta descripción de la pubertad como un inconveniente familiar y personal: sobre el niño o la niña hasta entonces felices e inocentes cae la sombra de la sospecha, la tentación de los vicios, la posibilidad diaria de descarriarse. Curiosamente este afán viene recubierto en nuestros días (el texto es de hace 26 años) por una pretensión de normalidad en lo sexual: el sexo sería una parte natural de la vida siempre que no se haga demasiado evidente, está todo permitido menos lo anornal, y lo anormal es casi todo. Los padres sonríen con espíritu liberal aunque los policías, médicos, psiquiatras, censores, políticos, periodistas y obispos que vuelan invisibles por las habitaciones de la casa siguen al acecho. La sexualidad adolescente es, a la vez, un proceso natural y una zona de la realidad sometida a severas restricciones legales, sociales, mediáticas etc…. Hay además un cambio estético: la belleza cándida de los niños reemplazada por los gestos a la vez arrogantes e inseguros de la juventud en celo….  ______________ ilustración de Suzanne  Ballivet

pubertad, trastorno, perversión, impotencia definitiva, religión y deporte

Posted in continencia, lecturas, sexólogos by jgtejeda on julio 2, 2009

Erosflaut

Del doctor GASTON LYON (1930)____________En el niño el tránsito de la infancia a la pubertad no está marcado por un hecho brutal y preciso como la menstruación; salvo ciertas modificaciones físicas bien conocidas, lo que caracteriza la pubertad masculina es sobre todo un fenómeno psíquico: el despertar del instinto sexual. Este instinto, que no puede recibir satisfacciones inmediatas en el momento de su aparición, es para el joven ocasión de profundos trastornos del psiquismo, que se revelan en la elección de las lecturas, la tendencia a la absorción, la busca de la compañía de muchachas y mujeres.

Siempre hay que temer la perversión de este instinto, es decir, la práctica de vicios solitarios, perjudiciales a la salud; y que, cuando se perpetúan (como ocurre en los niños en potencia de herencia nerviosa) pueden determinar trastornos graves y hasta conducir a la impotencia definitiva. La madre no es la más indicada para dar a su hijo los consejos necesarios, pues su pudor rechaza esta delicada tarea. Es, pues, el padre solo el que tiene el deber de poner en guardia a su hijo contra los peligros que ofrece la práctica del onanismo. Se ha escrito muchas y repetidas veces que la enseñanza moral y las prácticas religiosas son para el joven un preservativo contra los impulsos sexuales. Sin negar la influencia de la moral y de la religión, séanos permitido hacer constar que a menudo el temperamento es más fuerte. Son muy raros los muchachos a quienes pueden aplicarse estos versos, tantas veces citados:

Vió a la voluptuosidad que le tendía la mano
y siguió la virtud que le pareció más bella.

Más vale, en suma: contar con la influencia de la la cultura física tomada en su acepción más amplia, así como con la influencia educativa paterna. La vida al aire libre y la práctica de los deportes permiten al muchacho gastar el exceso de sus fuerzas y determinan en él una fatiga sana que lo aparta de las preocupaciones sexuales. Conviene sin duda no exagerar el valor de este derivativo y no considerarlo como absoluto, pero por eso deja de constituir un freno poderoso.
(Dr. Gaston Lyon. El libro de las madres. Gustavo Gili, Barcelona 1932) ______imagen, vaso griego con figura de Eros tocando la flauta.